Enfermedades de la nasofaringe: Сlasificación, causas, diagnóstico, tratamiento

Las enfermedades nasofaríngeas son un grupo frecuente de patologías, sobre todo en niños. Se asocian a una disfunción del tejido linfoide situado en esta zona, y pueden provocar un deterioro importante de la calidad de vida, dificultades respiratorias nasales, trastornos del sueño, pérdida de audición y otras complicaciones. Las más frecuentes son la hipertrofia adenoidea y la adenoiditis, y con menor frecuencia, la hipertrofia de las amígdalas trompetarias. Estas afecciones requieren un diagnóstico a tiempo y un tratamiento integral, que incluya métodos conservadores y quirúrgicos.

Definición de las enfermedades nasofaríngeas

La hipertrofia adenoidea es un sobrecrecimiento patológico de las amígdalas nasofaríngeas que se produce con mayor frecuencia en la infancia.

La hipertrofia tubárica es un crecimiento excesivo patológico del tejido linfoide de las amígdalas tubáricas situadas en la zona de la desembocadura de los conductos auditivos (rollos tubáricos).

La adenoiditis es la inflamación de las amígdalas nasofaríngeas.

Clasificación de las enfermedades de la nasofaringe

  1. Hipertrofia adenoidea:
  • Hipertrofia de 1er grado;
  • Hipertrofia de 2º grado;
  • Hipertrofia de tercer grado.
  1. Hipertrofia de los ejes tubáricos.
  2. Inflamación de las adenoides:
  • Adenoiditis aguda;
  • Adenoiditis crónica.

Etiología

La amígdala nasofaríngea (adenoides) aumenta de tamaño por término medio a los 3 años y se presenta en los niños hasta la pubertad, luego se involuciona y se define como una pequeña masa a los 20 años. Se observa con bastante frecuencia ~35,0 por 1000, lo que supone más del 50% de todos los niños atendidos por un otorrinolaringólogo. A veces se encuentran en niños más pequeños y pueden persistir hasta la edad adulta. La amígdala tubárica también se agranda en niños preescolares, pero con bastante poca frecuencia.

Las causas de estas afecciones son idénticas, ya que las adenoides y las amígdalas tubáricas están representadas por tejido linfoide y se encuentran en la nasofaringe. La más frecuente es un factor infeccioso, en el que bacterias, virus y hongos provocan una estimulación antigénica, pero los tejidos linfoides son inmaduros y producen anticuerpos insuficientes, por lo que se produce su hipertrofia compensatoria. Posteriormente, tras formarse la inmunidad, se produce una disminución del tamaño de los tejidos. También el aumento de las adenoides y las amígdalas trompetarias contribuye a los alérgenos domésticos y alimentarios, así como a la ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico), en la que se produce una irritación de los tejidos nasofaríngeos con vapores de ácido clorhídrico. Según las investigaciones, el tamaño de las amígdalas nasofaríngeas también se ve afectado por el tabaquismo de los padres y la predisposición hereditaria.

Los virus y las bacterias desempeñan un papel destacado en el desarrollo de la adenoiditis. Los más frecuentes son los virus de la EM, los adenovirus, los virus de la gripe y la parainfluenza, los virus del herpes, incluido el virus de Epstein-Barr, los estreptococos ( St. pneumoniae, St. pyogenes ), estafilococos(S. aureus, S. epidermidis), Pseudomonas aeruginosa, Moraxella catarrhalis, así como la activación de la microflora oportunista de la nasofaringe. Contribuyen al desarrollo de la enfermedad y empeoran su curso patologías asociadas, como enfermedades recurrentes o crónicas de las vías respiratorias superiores (rinitis, sinusitis, bronquitis), ERGE, alergias. La presencia de trastornos hormonales o inmunitarios (diabetes mellitus, patología tiroidea, infección por VIH) también influye negativamente en el desarrollo de la enfermedad. La falta de lactancia materna en la anamnesis y la carencia de vitamina D también empeoran y retrasan el curso de la adenoiditis. No te olvides del estado del medio ambiente: el aire seco, el régimen inadecuado de temperatura, la basura, el trabajo en empresas nocivas afectan negativamente al estado de las vías respiratorias superiores y también agravan la manifestación de la enfermedad.

Anatomía

Las adenoides están situadas en la bóveda superior de la nasofaringe y, según su tamaño y su protrusión en la luz de la nasofaringe, se dividen en grados.

Hipertrofia adenoidea
Hipertrofia adenoidea – Modelo 3D

Las adenoides de 1er grado se sitúan en la parte superior de la nasofaringe y cierran ⅓ del escólex, las de 2º grado ocupan ½ de la nasofaringe y cierran ½ del escólex, las de 3er grado, respectivamente, bloquean casi por completo el lumen de la nasofaringe y descienden a la orofaringe, cierran el escólex.

La estructura de la amígdala nasofaríngea es una sustancia grumosa elástica heterogénea de color rosado, de unos 5-7 mm de grosor y 20-25 mm de diámetro, con surcos longitudinales de diversos tamaños.

Las amígdalas tubáricas son pequeñas áreas de tejido linfoide (de hasta 7 mm) situadas cranealmente en la zona de los orificios de la trompa de Eustaquio. Si se vuelven hipertróficas, se obstruyen los orificios y se bloquea la salida de la trompa de Eustaquio.

En la inflamación de la amígdala nasofaríngea, su función de barrera está alterada, los cilios del epitelio están destruidos, las vegetaciones adenoideas están hiperémicas e infiltradas, cubiertas de placa fibrinosa, en los surcos hay gran cantidad de contenido seroso o mucopurulento. También se observa flujo mucoso a lo largo de la pared posterior de la faringe, los folículos linfoides están agrandados, se determina hiperemia de las glándulas palatinas posteriores, pared lateral de la faringe. Según la naturaleza de la secreción, la adenoiditis se divide en catarral, exudativa-serosa y mucosa-purulenta.

Manifestaciones clínicas

Las adenoides hipertróficas se caracterizan por un cuadro clínico muy rico. La queja más frecuente de los padres es la dificultad constante en la respiración nasal, los ronquidos, la respiración ruidosa. En los niños pequeños, debido a los trastornos de la respiración nasal, es difícil comer. Con un grado pronunciado de hipertrofia se desarrolla la nasalidad. Debido a los trastornos respiratorios, los niños duermen peor por la noche, se despiertan a menudo, algunos tienen COAS (síndrome de apnea obstructiva del sueño) en el que se producen paradas respiratorias de hasta 1 minuto, todo esto conduce a un aumento de la fatiga, disminución del rendimiento. También existe el concepto de habitus adenoideus o tipo de cara adenoide, estos niños tienen un puente nasal aplanado, boca entreabierta, trastorno de la mordida (pronación mandibular), incisivos superiores salientes hacia delante, paladar gótico, exoftalmos pequeños, forma de la cara alargada.

Las amígdalas tubáricas hipertrofiadas no causan manifestaciones clínicas per se; su efecto sobre las vías respiratorias está mediado por el bloqueo de la trompa auditiva.

Las adenoides hipertrofiadas, así como las amígdalas tubáricas, obstruyen las bocas de los conductos auditivos y provocan tubo-otitis, otitis media aguda recurrente u otitis media exudativa flácida, en algunos casos con pérdida de audición conductiva, a veces ésta es la única queja.

Localización de las adenoides en relación con la boca de la trompa auditiva
Localización de las adenoides en relación con la boca de la trompa auditiva – Modelo 3D

Clínicamente, la adenoiditis se divide en aguda (hasta 7-10 días), subaguda (de 10 días a 1 mes) y crónica (más de 1 mes), pero en la práctica esta división es condicional. Debido a que en la adenoiditis se produce edema del tejido linfoide, la clínica es similar a la manifestación de hipertrofia de las adenoides. Además de las molestias anteriores se caracterizan por secreción mucosa o purulenta por la nariz, mucosidad que fluye por la pared posterior de la faringe, acompañada de tos, el empeoramiento de la afección se observa por la noche. La adenoiditis aguda se caracteriza por temperatura corporal febril, intoxicación general, dolor en las profundidades de la nariz, cabeza, irradiación a los ojos y oídos. Los ganglios linfáticos regionales están agrandados, se nota su dolor. La adenoiditis crónica se caracteriza por temperatura corporal subfebril, tos nocturna sofocante, patología concomitante del oído medio, acompañada de pérdida de audición conductiva.

Diagnóstico

Inicialmente, se recogen las quejas, se aclara la anamnesis y se realiza una otorrinolaringoscopia. Se realizan una rinoscopia posterior y una endoscopia nasofaríngea para determinar el grado de obstrucción nasofaríngea y examinar el orificio de los conductos auditivos. Rara vez se realiza un examen dactilar. Además, para determinar el grado de hipertrofia de las vegetaciones adenoideas, se realiza una radiografía nasofaríngea en proyección lateral. Si la amígdala nasofaríngea está inflamada, se realiza un examen microbiológico para detectar la microflora y la sensibilidad a los antibióticos.

Tratamiento

Inicialmente, los niños con amígdalas nasofaríngeas o tubulares hipertrofiadas reciben un tratamiento conservador. Se prescriben glucocorticosteroides intranasales (furoato de mometasona) durante al menos 1 mes, con evaluación posterior en dinámica. Si los resultados son buenos, se recomienda su uso posterior según el esquema.

En ausencia de efecto y en presencia de complicaciones como COAS, hipoacusia u otitis media crónica, se recomienda el tratamiento quirúrgico. Bajo anestesia local o general, se realiza una adenotomía en la que se extirpa el tejido linfoide hipertrófico con un adenotomo de Beckmann.

El tejido linfoide hipertrófico de la amígdala nasofaríngea en adultos es objeto de extirpación quirúrgica obligatoria con examen fisiopatológico posterior.

Las amígdalas tubáricas sólo se tratan de forma conservadora, también con glucocorticosteroides tópicos. No se realiza su extirpación quirúrgica, ya que en la mayoría de los casos provoca la cicatrización de la abertura de las trompas de Eustaquio. En caso de obstrucción grave de las trompas de Eustaquio y presencia de exudado en la cavidad del oído medio, acompañada de pérdida de audición, se realiza una dilatación con balón.

Para el tratamiento de las amígdalas nasofaríngeas inflamadas, se utilizan fármacos antibacterianos en forma de aerosoles tópicos o por vía sistémica, teniendo en cuenta la sensibilidad. Además de la terapia etiotrópica se recomienda el saneamiento regular de la cavidad nasal y la nasofaringe de contenidos patológicos con solución fisiológica o soluciones de agua de mar, se utilizan aerosoles vasoconstrictores para aliviar el edema. Es necesario llevar a cabo medidas tónicas generales. En caso de adenoiditis recurrente o complicaciones del oído medio, debe considerarse el tratamiento quirúrgico.

PREGUNTAS FRECUENTES

1. ¿Qué son las adenoides y dónde están situadas?

Las adenoides (amígdalas nasofaríngeas) son un conjunto de tejido linfoide situado en la nasofaringe. Forman parte del sistema inmunitario y ayudan a proteger al organismo de las infecciones, pero si crecen de forma patológica, pueden causar problemas respiratorios y auditivos.

2. ¿A qué edad es más frecuente la hipertrofia adenoidea?

Normalmente, las adenoides aumentan de tamaño en los niños de 3 a 7 años y empiezan a encogerse (involución) a partir de los 10-12 años. Sin embargo, en algunas personas persisten hasta la edad adulta.

3. ¿Qué síntomas indican adenoides agrandadas?

Signos principales:
Congestión nasal constante, respiración por la boca;
Ronquidos y sueño agitado;
• Voz nasal;
Otitis media frecuente y pérdida de audición;
Cara adenoidea (si es de larga duración).

4. ¿Cuál es la diferencia entre hipertrofia adenoidea y adenoiditis?

La hipertrofia es un crecimiento excesivo de tejido sin inflamación.
La adenoiditis es la inflamación de las adenoides, a menudo con secreción purulenta, fiebre e intoxicación.

5. ¿Es siempre necesario extirpar las adenoides?

No, no siempre. Primero se utiliza el tratamiento conservador (gotas, lavado, fisioterapia). La cirugía(adenotomía) es necesaria si:
3 grados de hipertrofia con trastornos respiratorios;
Otitis media frecuente y pérdida de audición;
Apnea del sueño (dejar de respirar al dormir).

6. ¿Pueden volver a crecer las adenoides después de extirparlas?

Sí, la recidiva es posible en el 5-10% de los casos, sobre todo en niños menores de 3-4 años.

7. ¿Qué enfermedades crónicas de la nasofaringe pueden desarrollarse debido a las adenoides?

Si hay adenoides hipertróficas o adenoiditis frecuentes durante mucho tiempo, puede desarrollarse una adenoiditis:
Adenoiditis crónica (inflamación persistente de las amígdalas nasofaríngeas);
Rinosinusitis crónica (inflamación de los senos paranasales);
Tubootitis crónica (inflamación de la trompa auditiva);
Faringitis crónica (inflamación de la faringe).

Lista de fuentes

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Catálogo VOKA.

https://catalog.voka.io/

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