La sordera es el grado más grave de pérdida auditiva, en el que una persona es prácticamente o completamente incapaz de percibir sonidos, incluido el habla humana. El criterio audiológico de sordera es un aumento de los umbrales auditivos por encima de 90 decibelios (dB).
La afección puede ser congénita o adquirida a cualquier edad. La sordera no es solo un problema médico, sino también un problema social grave, ya que dificulta significativamente la comunicación verbal y la integración en la sociedad de las personas oyentes.
Las causas de la sordera pueden variar y afectar diferentes partes del órgano auditivo.
La sordera se diagnostica mediante un examen audiológico completo, cuyo componente principal es la audiometría de umbral de tonos puros. Mediante un audiograma para la sordera, se demuestra la ausencia o una disminución marcada de la respuesta a sonidos de alta intensidad en todo el rango de frecuencia.
Los enfoques de rehabilitación dependen del tipo de sordera. En casos de pérdida auditiva neurosensorial, los audífonos convencionales son, en general, ineficaces. El tratamiento de referencia es el implante coclear, un procedimiento quirúrgico en el que se implanta un sistema de electrodos en la cóclea, estimulando directamente el nervio auditivo y restaurando la capacidad de percibir sonidos. Para algunas formas de sordera conductiva, es posible un tratamiento quirúrgico destinado a restaurar el aparato conductor del sonido.
Mencionado en
Enlace copiado correctamente en el portapapeles